Prisma integrado por Nacho Díaz y Mariano Balestera arremetió el show con intensidades y texturas sonoras que complementaban samplers, remezclas, cajas de bajos y loops, matizados con algunos ritmos más ambientales de atmósferas envolventes. El sonido electrónico estuvo acompañado de distintos instrumentos como percusión en batería, bajo eléctrico, saxo y bandejas, algunos de ellos interpretados por músicos invitados.
Paralelo visual, un colectivo compuesto por Florencia Reisz, Nicolás Berenz, Mariana Ben, Guillermina Espasandin y Facundo Miranda habían montado sobre el escenario una estructura geométrica de forma de prismas triangulares sobre las cuales se proyectaban imágenes, y efectos ópticos que actuaban como amplificadores visuales. Detrás de la banda se proyectaban capas de imágenes sobre una pantalla. Las composiciones adquirían diferentes ritmos, algunas apelando a timeslapse que aceleraban el desarrollo de las imágenes, en otras ocasiones se apelaba a un efecto inverso de movimientos pausados que incursionaba en un terreno onírico. También se acudía a la remezcla de fragmentos fílmicos, obras de arte como las caras de Pablo Menicucci, uso de animación y efectos visuales cercanos al grabado. Un verdadero cocktail expresivo que perforaba nuestro cerebro.
En conjunto Prisma y Paralelo Visual conformaban un tandem explosivo, con climas de muchísima intensidad que permanecieron en un proceso de fusión interpretativa durante todo el espectáculo. Se apreciaba un gran trabajo compositivo, en donde todos contribuían a expandir nuestros sentidos con una visión en conjunto.
Un momento muy particular se vivió con la sesión visual de saxo donde el músico vestido de ropa oscura con su rostro oculto, al mejor estilo teatro negro, proyectaba de sus manos luces lasers de color verde, creando una atmósfera extraña de pasaje alucinatorio.
Asistimos a un espectáculo que apostó por la integración de diferentes disciplinas, con una enorme profesionalidad y una excelente calidad.
Durante casi 50 minutos no pudimos dejar tranquilas nuestras cabezas acompañando el ritmo y los efectos visuales, estábamos cautivados y quedamos satisfechos.
Celebramos la apuesta del Museo MAR por esta propuesta de música experimental electrónica / visual y esperamos poder ver en acción nuevamente a este proyecto en otra ocasión. Un grato momento y un entero empacho artístico