Nahuel Giuffrida Circlos

Hipnóticos, sugestivos por momentos imprecisos, los objetos de Nahuel Giuffrida marcan una mezcla de emociones intensas que transitan la tensión entre un plano racional geométrico y un mundo más visceral compuesto de materiales crudos. La muestra Circlos, que puede verse en Yoshimi, es una interesante propuesta para conocer a un artista que reinventa formas a partir de un proceso en donde rescata elementos de los bordes de la sociedad, la basura, el desuso, lo inservible, aquello que dejó de cumplir un valor funcional.

Giuffrida parte de formas geométricas simples (triángulos, líneas, círculos) para formar figuras abstractas que desvelan un sentido preciso de la representación espacial a las cuales agrega un interesante manejo del color, que se desvela en los tonos primitivos de los materiales y en los restos de maderas con pinturas desgastadas por el tiempo, que agregan un acento marcado de equilibrio visual en las composiciones.

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Cuando contemplamos la muestra queda flotando en el lugar una extraña sensación de estar frente a obras que parecen conservar en su interior una memoria de su anterior naturaleza, piezas de madera que fueron abandonadas o descartadas y que luego  de un proceso de recolección, selección y ensamblado se despiertan con una nueva conciencia producto de su transformación en elementos estéticamente complejos, más íntimos, armónicos, con una función distinta al de su pasado, buscando explorar el deseo visual en su contemplación. Nos quedamos un buen rato parados frente a esas representaciones, buscando los detalles, examinando las texturas, todo aquello que parecía un conjunto abigarrado de elementos dispuestos al azar se revelan como un diagrama de encastres precisos que detrás de una mecánica analítica encierran una belleza que desnuda una lógica emocional.

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Uno de los trabajos principales de la muestra está compuesto por una serie de tres discos donde las formas  juegan contrapuntos en una danza de contrastes, las rectas de los listones construyen las esferas, una enorme ilusión óptica que se agrega a la manera en la cual están superpuestas las maderas, con estrías que dan un relieve con gran cantidad de variaciones provocadas por la diferencia de tonos, texturas y volúmenes de la madera.

Como bien señala Vera Capilla en el texto que acompaña la muestra, el proceso de Nahuel Giuffrida opera en un sentido inverso, es un reciclador estético de materiales olvidados, marginales, abandonados,  los cuales consigue destilar para crear objetos con nuevas identidades de una naturaleza cautivadora.

Circlos de Nahuel Giuffrida
Yoshimi Catamarca Catamarca 1569 – Local 13

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La conexión textual de Mariano Cegna en su muestra 1984

«Quien controla el pasado controla el futuro;
quien controla el presente controla el pasado»
George Orwell

Mariano Cegna encara un desafío sumamente interesante, conectar el medio textual con el visual a partir de los entrecruzamientos, vinculaciones y referencias que emergen entre sus pinturas y la novela 1984 de George Orwell que retrata una sociedad totalitaria de pesadilla en donde un ente superior denominado «El Gran Hermano» se encarga de mantener vigilados y controlados a todos los ciudadanos.

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Los trabajos de Cegna discurren por distintos escenarios de la novela en una cita constante, empleando técnicas expresivas diversas, desde la pintura, la intervención textual, el dibujo, el collage, los soportes digitales e incluso la instalación de una cámara de seguridad, todo constituye una especie de multiplataforma de medios visuales al servicio de la descripción del universo orwelliano. Lo interesante de todo el proceso es sin dudas la adaptación personal que el artista hace de las referencias que extrae de la obra.

Una de la series de los trabajos está compuesta por rostros que representan a los principales personajes del libro, valiéndose de gestos distorsionados de un marcado expresionismo geométrico crea una atmósfera alucinatoria en su contemplación. Las telas más grandes reúnen algunos escenarios de la novela donde la paleta de colores y los trazos de las líneas tienen el poder de crear ambientes opresivos y voluptuosos con una mirada intensa que nos sumerge en esos espacios grotescos que retrata el libro.

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El lenguaje está fuertemente presente en toda la muestra, desde extractos del libro que sirven para conectar los trabajos visuales con la novela, representaciones visuales con distintos signos  o números, frases con dibujos o intervenciones directas sobre textos con pinturas. Es casi como una presencia visual del texto, una búsqueda de convertir en pictórico al lenguaje mismo.  La muestra también tiene un componente digital extendido a partir de un código QR que vincula la obra  con una página de Facebook con información adicional.

1984 de Mariano Cegna es una apuesta interesante, con nuevas lecturas de la obra, con una mirada renovada,  con interrogantes que surgen luego de contemplarla, porque Cegna no se encarga de ilustrar un libro, sino de potenciar su sentido para otorgarle significados adicionales.

Mariano Cegna – 1984
Velas de la Ballena Alsina 2773

Registro fotográfico: Natalia Müller

Displacement de Claudio Roveda

A veces desplazarse significa asumir un riesgo, una decisión en donde se pone en juego el pellejo ante determinadas circunstancias, pero también es un principio que refuerza el acto de intentar profundizar un concepto, una manera de forzar  los límites un poco más en una danza sobre el filo de la navaja, porque como diría Holderlin allí donde crece el peligro, crece también la salvación. Por eso cuando contemplamos los trabajos de Claudio Roveda de su muestra Displacement que puede verse en Casa de Madera, inmediatamente sentimos que estamos en presencia de un funambulista  que se encuentra en un estado de equilibrio entre una línea de simplicidad extrema y una compleja radiografía lógica de símbolos expandidos, en esta posición de tensión impulsa el desplazamiento de sus composiciones hasta lograr por medio de superposiciones, transparencias y acumulaciones unas modificaciones en la percepción de la obra que nos conducen a un corredor estrecho en donde las formas parecen perforar el espacio visual.

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Displacement se compone de una serie de cuadros monocromáticos, algunos de los cuales pudimos ver en la muestra Bildwissenschaft, y una serie de trabajos en vidrios, entre ellos Perimetral Inconcluso, obra que fue seleccionada para la categoría Escultura del Salón Nacional de Artes Visuales del año pasado.
En todos ellos existe un mecanismo de alterar el sentido de las imágenes, las superposiciones de vidrios apilados distorsionan las dimensiones, crean fragmentos que parecen por momentos multiplicarse o encontrarse en distintos planos de flotación. En las pinturas las formas geométricas se reacomodan al ángulo de visión con segmentos que cambian su forma, que se desvanecen de manera simultánea cuestionando a la propia estructura para rescatar no solo una intensidad emocional sino también un desafió lógico para pensar que se esconde y que se muestra.

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Roveda logra transmitir sus ideas con una austeridad maravillosa, con el talento de saber expresar aquello que desea con los recursos necesarios, una purificación en su línea de trabajo que hace honor a la célebre frase del arquitecto alemán Mies Van Der Rohe que enunciaba  «menos es más».
Cuando se abandona la muestra, ante una última visión a los trabajos expuestos, casi es posible percibir en el umbral de la fantasía, una voz aguda que arremete con potencia gritando un Displace! Displace! Entonces confirmamos que la obra de Claudio Roveda sigue en movimiento.

Displacement / Claudio Roveda
Casa de Madera Rawson 2250
Hasta el 28 de enero | Miércoles a Sábados de 18 a 21 horas

Gaby Acevedo compone postales de este lado del mar

«Desde entonces me baña el poema del mar
lactascente, infundido de astros; muchas veces,
devorando lo azul, en él se va pasar
un pensativo ahogado de turbias palideces.
Algo tiñe la azul inmensidad y delira en ritmos lentos, bajo el diurno resplandor”.
Arthur Rimbaud

Los trabajos que presenta  Gaby Acevedo en Velas de la Ballena se dividen en dos series marcadas, por un lado  las pinturas de Latitud 38° 01′ 0» un conjunto de acrílicos de diversos formatos que muestran las tradicionales siluetas de las carpas que pueblan las playas de la ciudad, pero su representación es difusa, como retazos visuales que golpean la mente en una sucesión de imágenes y luego se construyen arbitrariamente sobre una bruma donde las figuras se abstraen para convertirse en tramas seriales de escala geométrica. Esas formas ausentes trazan un contorno de aquello que no es posible apreciar en su totalidad,  las carpas de los balnearios parecen indefinidas, superpuestas y a veces extrañas como alguien que intenta ensayar una síntesis para representar infinitos registros a lo largo del tiempo.

La otra parte de la muestra corresponde a un conjunto de trabajos en pequeño formato que siguen indagando en su serie de carpas de balnearios. En este sector encontramos acuarelas, collages de fotografías tomadas por la artista que son intervenidas en forma digital, collages de imágenes digitales de  tarjetas postales y cajas objetos con fotografías.

Gaby Acevedo utiliza un hermoso texto de Rimbaud en la muestra para definir su relación con el mar, con esos paseos por la costa que dejan una huella imborrable en el interior de la artista y que forman parte de la fuerza compositiva de sus trabajos.
Cuando se contempla «Postales de este lado del mar» es imposible no transportarse a territorios imaginarios donde presenciamos detrás de la bruma de las ensoñaciones una imagen vívida de esos intensos y a la vez efímeros veranos que siempre permanecen en nuestra memoria.

La explosión del color en José María Casas

 

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La primera impresión que tenemos al ingresar al Espacio 3/cuartos de Emprearte para contemplar la muestra de José María Casas “Two” es la sensación de zambullirnos en un intenso shock cromático que comienza a cubrirnos de a poco con un hermoso velo de abstracción. Las capas de colores, con las cuales construye su universo pictórico, parecen imágenes instantáneas de un colapso explosivo de grandes dimensiones producto de la fuerza y el rechazo generado por los distintos elementos que están presentes en los pigmentos que utiliza. El soporte elegido por el artista para sus pinturas es el fenólico, sobre el cual no dispone ninguna base de fondo, es decir trabaja sobre la superficie en crudo. La textura del material juega un rol exploratorio preponderante, en algunos casos la pintura parece estar flotando por encima de la madera, en otros es absorbida en forma parcial dejando visibles un entramado de vetas y relieves.

Las composiciones parecen compartir un patrón genético que parte de la abstracción cromática para terminar de conformar una linea expresiva con mucha personalidad que domina al conjunto de los trabajos y estalla en una inmensa diversidad de formas en las distintas representaciones exhibidas en el recorrido visual de la muestra.
La estructura de colores de los cuadros forman elipses, manchas y ondas que asemejan a nebulosas estelares, las mezclas de pigmentos que colapsan dan espacio a distintas combinaciones cromáticas con las apariciones de ocres, plateados y óxidos de inmenso vigor. Las veladuras de capas de pinturas conforman transparencias delicadas que conviven con empastes y goteos rítmicos. Esta secuencia que gira sobre un ecosistema estético, en el cual se van produciendo un número infinito de posibles asociaciones, nos recuerda el proceso armónico de variaciones alrededor de un tema musical y es aquí donde también percibimos esa característica formal de búsqueda del absoluto en las pinturas de José María Casas.

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Algunos cuadro tienen impresos coordenadas espaciales con nombres geográficos que recrean una especie de mapa satelital, particularmente me recuerdan también esas cartografías de la antigüedad en donde la fantasía complementaba la falta de conocimiento del terreno que se describía con ilustraciones a todo color. Esta aproximación a la representación física de un territorio permite acercarnos a esa ambigüedad que generan los mapas en nuestra percepción y por otro lado posibilita una meta lectura del espacio que funciona como una auténtica mamushka rusa al permitirnos contemplar por un lado un espacio pictórico dentro de otro geográfico contenido a la vez en uno físico como la madera que da soporte a la obra.

Las conexiones espaciales también están presente en el montaje como un elemento esencial en la muestra. Los tamaños de las diferentes trabajos varían, desde dípticos de grandes dimensiones hasta piezas de pequeño formato. Está selección fue preparada para aprovechar de manera especial cada rincón de la galería, de esta manera José María Casas distribuyó sus obras de acuerdo las posibilidades que brindaba el lugar. En muchos casos la disposición genera distanciamientos espaciales que permiten ver cuadros ubicados en habitaciones distantes y separadas del lugar donde nos encontramos, como una ilusión óptica de puertas abiertas a otras dimensiones.

Queda en claro que “two” no deja nada arbitrado al azar, desde la composición hasta la disposición de los cuadros es un movimiento de perfecto ajedrecista. La muestra abstracciones es una perfecta oportunidad para conocer la actual línea de producción que viene desarrollando desde hace más de cinco años el artista. Nos queda la sensación de asistir a una magnética explosión de colores en un universo visual que continúa en expansión permanente.

Abstracciones de José María Casas en Espacio 3 /cuartos Emprearte
Garay 1227 Miércoles a Domingo de 11 a 20:30
Página personal de José María Casas
Fotografías: Natalia Múller

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