El domingo pasado tuve la oportunidad de visitar la muestra #8 y #9 de la Beca Mundo Dios que tenía como protagonistas a Facundo Miranda y Marina Di Milta. El lugar destinado para la exhibición fue la misma sede que Mundo Dios tiene en el hermoso edificio que pertenecía a la compañía francesa que fundó el puerto de Mar del Plata en la calle 12 de octubre. Cuando se ingresa al lugar se tiene una extraña sensación de viaje en el tiempo a la vez que se siente una energía especial que aparenta fluir de las innumerables experiencias artísticas que agolparon el lugar y que parece imprimirse en los trabajos que presentan los becarios en sus muestras.
En la sala de los Picos Gemelos se encuentra la retrospectiva de la obra de Marina Di Milta un auténtico calidoscopio visual de alto impacto con un estallido de colores y formas que provienen de una diversidad expresiva que reúne fotografías, collages, objetos diversos, pinturas e intervenciones sobre diferentes soportes, una auténtica delicia que provoca una catarata de sensaciones.
La muestra tiene una dinámica especial, en pocas palabras diríamos que se apropia de la sala, se expande por todos los sitios en una conquista plena y efervescente. Los trabajos ocupan diversos sitios de las paredes, las puertas, los vidrios de las ventanas, el piso y el techo, no existe una manera de escapar a su contemplación, parecen explosiones furiosas como si una fuerza anómala se apropiara de la artista y empezará a ensanblar piezas con una intensidad febril.
Los collages son intensos, tienen una plenitud especial y un largo recorrido visual, parecen predispuestos a que nos encariñemos con ellos pero se presagian melancólicos, como añorando un pasado lleno de vigor. En muchas casos se mezclan figuras en contextos ajenos produciendo un escenario extraño, parecen fusiones de distintas realidades como asociaciones mentales que se proyectan en crudo.
Sobre una mesa se despliega un mosaico de viejas fotografías junto a piedras, plumas y caracoles en un panel visual que parece materializar el fogonazo de un recuerdo que atraviesa por un segundo la mente. Se puede apreciar una fuerza vital de la memoria que materializa un diario autoreferencial de secuencias visuales. En síntesis es una muestra magnética, cálida que se saborea con placer.
Por otro lado Facundo Miranda anima la sala My Diary con Reincidencia, una obra de una plasticidad increíble, con diversas densidades y contrastes tanto en los tonos como en las texturas. Para realizar el trabajo el artista se encerró en la sala con los materiales y fue haciendo diversas pruebas hasta fecundar el trabajo final que reúne varias piezas de una extraordinaria belleza. Por supuesto que previo a la obra expuesta hubo un proceso de selección que es tan importante como la tarea de producción. Los materiales son descartes, retasos, desperdicios que volcados a la tarea artística pasan a revalorizarse.
La dispersión de tamaños, las suspensiones y superposiciones, la dinámica de algunos elementos más flexibles contrapuestos a otros más sólidos crean una permanente tensión y un juego de equilibrio que a veces rosa el límite. Me encantó observar las figuras desde distintos ángulos para comprobar como el cambio de escalas crea nuevas perspectivas que transforman las piezas como si estas mudaran de identidad.
En uno de sus trabajos sobre unas bandas elásticas se extienden sobre unos tacos y se alzan hasta otros trozos de madera en lo alto, uno de ellos unido con una prensa, desde allí penden varios hilos que sujetan por unos clavos una viga. Es un trabajo de fina armonía y de una vasta plasticidad.
Otra de las composiciones está formada por varias tablas en forma de terrazas hasta llegar a un taco en la cima, de los costados se elevan dos bandas flexibles que culminan en una larga tabla, de estas bandas pende una lámina de madera sobre la cual se hamacan cuatro tacos. Una delicia visual.
Por supuesto que la iluminación está muy lograda y también posible disfrutar de los tonos, las intensidades y las vetas de la madera y si hacemos un esfuerzo también podemos sentir el aroma que despide.
Cómo de costumbre las muestras de la Beca Mundo Dios son un escenario recomendable para disfrutar de trabajos de gran calidad. El mismo día de la visita nos enteramos que Mundo Dios estaría presente en el Centro Cultural Rojas con una mega muestra que reuniría el trabajo de varios de sus becarios de los últimos años. Estaremos atentos, es una gran noticia.
Texto: Ariel Barrios
Fotografías: Natalia Müller
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