En la muestra Lado B de Guillermina Espasandin asistimos a una representación visual del sonido caracterizado por su (no) presencia y utilizo esta frase, con la negación entre paréntesis, para diferenciarlo de un estado más determinante como puede ser su completa ausencia, porque a pesar de no escuchar melodía alguna en la sala podemos contemplar los trazos de frecuencias sonoras dibujadas con marcador sobre la superficie de un vidrio, esas modulaciones están en un estado de suspensión, son signos que parecen pertenecer a una extraña abstracción melódica esperando ser ejecutada o tal vez forman parte de un episodio inconcluso, un registro que se perdió en el tiempo. Indudablemente la música tiene esa paradoja, cuando se interpreta es pasado, aquello que escuchamos viene con un retardo temporal hasta nuestros oídos. Por lo tanto esas ondas suspendidas en imágenes que se propalan por el espacio son la propiedad física del sonido, su registro visual y su soporte existencial.
Cuando caminamos por el pasillo del Paseo de la Imagen contemplamos un arco de texturas amplificadas por toda la sala, sentimos una auténtica inmersión cromática que varía sus intensidades reflejando texturas geométricas que llegan como una especie de eco visual; comenzamos a sospechar que los límites del espacio están desbordados ¿Cuál es la obra original y cual su proyección? Los diagramas sonoros se multiplican por el espacio, se reflejan en las paredes y en los cuerpos del público que presencia la obra, como apropiándose de todos los rincones posibles para duplicar los fragmentos, para transportarse fuera del espacio en el cual parecen estar contenidos. Luego de formar parte de ese calidoscopio visual uno sale de la muestra con la certeza de escuchar algo que proviene de ninguna parte ¿Es un fragmento de música, un mero ruido, un ritmo? Entonces comprendemos que el sonido se ha vuelto luz y que a partir de ahora caminará entre nosotros asociado a unos líneas que Guillermina Espasandin transporto en nuestro interior.
Lado B
Guillermina Espasandin
Paseo de la Imagen – Teatro Auditorium
Texto: Ariel Barrios
Registro Fotográfico: Natalia Müller
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