La muestra de Emiliano Montani denominada 16x está conformada por tres pequeñas estampas que el artista realizó sobre vidrios superpuestos y una pintura con más de 10 metros de largo por 1,50 de alto que abarca buena parte de uno de los corredores de las salas de exposición del Paseo de la Imagen del Teatro Auditorium.
Cuando contemplamos la extensa pintura abstracta de Montani por primera vez tenemos una extraña sensación de vastedad, seguimos su recorrido atraídos por las constelaciones de pintura que trazan una cartografía expresiva que de a poco parece conducirnos a un terreno vertiginoso que intenta atraparnos en un bosque abstracto que se expande a nuestro alrededor. Para evitar perdernos a veces recurrimos como Hansel y Gretel a dejar marcas visuales a nuestro paso, una mancha cromática, unos puntos acumulados en un sector, unas líneas recortadas sobre el fondo, todos los elementos sirven para mantenernos fuera del alcance voraz de la tela que parece atraparnos a lo largo de su extenso recorrido.
Su propuesta parece estar centrada en bases bien definidas. Por un lado el intento de la dominación total del espacio expositivo. Por otra parte la apropiación de materiales reciclados o bien podríamos denominar fallidos, constituye una práctica en donde se revaloriza la adaptación a los recursos con los cuales se cuenta en un determinado momento para encarar un proyecto artístico. Hay una provocación, un desafío permanente que se puede leer entre líneas, en donde la fragilidad del medio entra en una relación de tensión con las dimensiones de la obra. La solidez es una cuestión de voluntad parece decirnos el artista.
La precariedad del soporte, en este caso un rollo de plotter mal impreso reutilizado para la ocasión, transfiere a la obra una expresividad particular que podemos observar en pliegues, costuras, desgarros e imperfecciones. Incluso la composición se encuentra condicionada o adaptada al terreno del material. Una serie de extensas manchas aprovechan ciertos sectores para desplegarse marcando el espacio con haces luminosos que a la vez conviven con pequeños puntos o salpicaduras de pintura.
También es posible pensar en 16x de Emiliano Montani como una especie de trabajo en continuo desarrollo, un artefacto orgánico que puede seguir creciendo. Los límites parecen estar más relacionados con una cuestión puramente circunstancial. Incluso su narrativa visual permite una lectura no lineal en donde podemos apreciar diferentes tramos sin seguir un orden secuencial. Y si observamos los extremos estos parecen estar conectados como puentes que pudieran unir el principio y el fin, como una cinta que representa el infinito de las posibilidades espaciales.
Seguir pintando más allá de las posibilidades, un fascinante acto de resistencia que nos habla sobre la superación de las condiciones presentes del trabajo, la posibilidad de soñar con un universo expansivo a partir de los materiales que se tengan a mano. Crear un mundo de la nada, escapando a las certezas impuestas por la propia realidad.
Emiliano Montani 16X
Paseo de la Imagen – Teatro Auditorium
Mar del Plata
Junio 2016