Juan Ramón Giménez y Nahuel Santiago presentan esculturas y pinturas en arte en el centro

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Artistas: Juan Ramón Giménez y Nahuel Santiago
Lugar: Arte en el Centro – Independencia 2249 – Mar del Plata
Título de la muestra: Des-liz / No vengo a venderles chocolate
Fecha: Diciembre de 2018

La Sala de exposiciones del Centro de Constructores y Anexos de Mar del Plata presenta  dos artistas que comparten el espacio con distintas propuestas. Por un lado Nahuel Santiago despliega una serie de pinturas monocromáticas en su muestra «No puedo venderles chocolate», mientras que el artista  Juan Ramón Giménez presenta esculturas y objetos en su muestra  «Des-liz». Recordamos que el ciclo Arte en el Centro cuenta con la curaduría del artista Cristian Daalgard.

No puedo venderles Chocolate

Cuando contemplamos los trabajos de Nahuel Santiago sentimos una fuerza eléctrica que  descarga una especie de explosión en  blanco y negro como si la materia estallara y empezará a formar un mundo tan personal como  intenso que es difícil olvidar, porque el artista se encarga de crear una identidad a su alrededor a través de un gesto pictórico que para siempre quedará grabado en nuestra mente.

Nahuel construye su obra a partir de un universo de líneas que fluyen libremente y que van explorando  diversas variaciones en su camino. A veces son trazos largos como latigazos de pintura que atraviesan toda la superficie, en otras ocasiones son pequeñas rayas que se multiplican en forma secuencial por un sector de la tela. Las líneas parecen seguir un ritmo que el artista se encarga de romper y transformar con nuevas dimensiones, velocidades y longitudes que generan una atracción hipnótica como un fluir por una marea abstracta en blanco y negro.
La acumulación de elementos en algunas composiciones parece comprimir el terreno con una sobrecarga de elementos, en otros delimita un amplio centro negro y desplaza las mirada hacía la periferia. 

Otro rasgo importante en la obra de Nahuel es el contraste de una mezcla de técnicas para pintar como acrílico, pastel al óleo y aerosol que al estar superpuestos dentro de un mismo espacio de trabajo genera juegos lumínicos, transparencias y densidades producto de las distintas características físicas que poseen estos materiales. La gestión de la luz también tiene un papel destacado en sus composiciones, el brillo de los trazos en aerosol con destellos que hacen vibrar las telas se complementan con los empastes oscuros del acrílico y los efectos borrosos del pastel al óleo. 

Además de sus cuadros, Nahuel también incluye en esta muestra una pieza particular que opera como una sutil ironía sobre el mundo del arte y a la vez sobre el valor mismo de una obra artística.Se trata de la intervención de una serie de billetes de dos pesos a los cuales pinta en una de sus caras de negro con una línea blanca en su centro, mientras que en su reverso escribe una leyenda que dice «La oscura tradición de un castigo». El billete de dos pesos, que no tiene ningún valor de cambio porque se encuentra fuera de circulación, se transforma en una obra de arte  que parece cuestionar el valor simbólico del dinero ¿Alguien pagaría un valor superior por ese billete fuera de circulación si lo pusiera a la venta? se preguntaba el artista.

Des-liz

Los objetos y las esculturas de Juan Ramón Giménez son piezas maravillosas que provocan una delicia visual a simple vista y que además resignifican el papel del mármol como elemento de producción artística para darle una nueva mirada.
Para construir las piezas el artista comienza una tarea de recolección de fragmentos de mármoles que obtiene en demoliciones y marmolerías. Como muchos de esos materiales tienen diferentes texturas, colores y formas, las composiciones finales son un facetado de bloques independientes de mármoles que Giménez trabaja en su taller para luego ensamblar y unir con resina y componer distintos objetos y esculturas. El mármol de esta manera se vuelve flexible, cálido y traslucido.


En esta muestra en particular denominada «Des-Liz» presenta algunas esculturas con formas de cajas irregulares que proyectan una luz en su interior que otorga un esplendor fantástico al resaltar los distintos colores de los materiales, uno queda cautivado contemplando esas enormes farolas que irradian una mágica presencia. También se puede observar en la muestra una serie de objetos que forman parte de su serie de páginas de papel con texto, como una metáfora de la persistencia de la memoria, un elogio a la lectura, una visión poética en donde un material tan sólido y pesado adquiere la composición frágil y liviana de una hoja de papel.
De pronto sentimos que restos de viejos escalones o mesadas de cocinas, pedazos desmontados de los frentes de los edificios o retazos de marmolerías destinados al deshecho se trasmutan en una nueva esencia para renacer con formas que tienen una segunda vida, un sueño de elevación que Juan Ramón Giménez les otorga luego de varias horas de trabajo en su taller. Porque el mármol en sus manos se transforma en nuevas historias para contar.

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