El lugar de la imagen es el cuerpo, es el ser humano.
Hans Belting
Durante siglos las palabras tuvieron un predominio hegemónico sobre la comunicación y el pensamiento. En cierta ocasión el escritor Paul Valery destiló su ironía al pedir disculpas por tener que hablar sobre Pintura, para luego mofarse desde el egocentrismo lingüístico reafirmando «Todas las artes viven de palabras» ¿Es verdaderamente auténtica esta afirmación? ¿Cómo construye el público en su mente el significado de una obra artística?
La muestra «Todo cabe en una caja» de Josefina Fossatti es una apuesta alrededor de la (des) construcción del significado de las imágenes que a la vez dispara una exploración conceptual sobre la manera que los objetos artísticos se procesan en la mente de los receptores. Plantea una incertidumbre sobre los límites de la palabra para representar aquello que percibimos, pero desde una perspectiva en donde se intenta avanzar sobre el terreno de la duda.
Todo cabe en una caja es una profundización de la artista dentro de una línea de producción que tiene un largo recorrido en los últimos años, recordemos su anterior muestra Bildwissenschaf junto a Claudio Roveda en donde pudimos conocer un poco de su trabajo reciente.
En la serie de pinturas abstractas que presenta Fossatti desarrolla un detenido estudio del espacio con el propósito de subvertirlo, distorsionar sus proporciones, traspasar sus límites, involucrar la experiencia del espectador para posibilitar nuevas reinterpretaciones. Es un sendero por campos de colores que concentran nuestra mirada para conducir a un paisaje con formas dinámicas, impulsadas por una ilusión de profundidad generada por la arquitectura de líneas y planos geométricos. En un estudio conformado por 23 piezas en pequeño formato, que se encuentra en uno de los paneles, tenemos una especie de investigación visual que indaga en los procesos de creación visual como una síntesis de sus búsquedas estéticas. Si llegamos a mirar rápidamente hasta incluso podemos recrear una animación en donde aquellas imágenes estáticas se mueven agitadas por nuestra imaginación.
En algunas obras las palabras aparecen agazapadas entre la pintura esperando el momento preciso para brotar con furia como un géiser ardiente de significados que inmediatamente se descomponen en una secuencia de asociaciones mentales. Sin dudas esas frases trasmiten una andanada de posibles sensaciones. Es aquí cuando las palabras tan cotidianas en nuestra existencia pierden su materialidad puramente designativa para cumplir una función más amplia; no están subordinadas a representar un objeto, son el mismo objeto.
Josefina Fossatti también integra composiciones figurativas en la muestra, en ocasiones fragmentadas, con tonos acromáticos, a veces desdibujadas; no sería extraño pensarlas como salpicadas de una realidad que todavía está por completarse. Es imposible no detenerse unos minutos en la pintura que muestra un cordero maniatado por sus patas; es inquietante, algo incómoda y a la vez subyugante. Los planos geométricos destacando la cabeza y las patas del animal acentúan la tensión y la fuerza dramática de la imagen.
Después de recorrer la muestra empiezo a percibir una relación de cercanía entre las imágenes y las palabras, a fuerza de arriesgar siento que están condenadas a vivir juntas en el momento de disfrutar, interpretar y pensar ese objeto simbólico que entendemos como obra de arte. Josefina Fossatti sin dudas sigue avanzando en una línea de acción en donde el proceso de significación de las imágenes tiene un aspecto central sobre el cual gira gran parte de su obra.
Podría pedir disculpas como Paul Valery por hablar de pintura, sin embargo haré algo mejor, los invito a contemplar la muestra y a disfrutar de ese maravilloso acto que es mirar arte. El resto de las cosas, como esta reseña, son solo palabras que caben dentro de una caja, la misma que Josefina Fossatti afirma contiene el universo infinito de todas las palabras.
Todo cabe en una caja
Josefina Fossatti
Teatro Auditorium
mayo – junio 2016Texto: Ariel Barrios
Registro Fotográfico: Natalia Müller