En el centro de la fiesta
está el vacío
Pero en el centro del vacío
hay otra fiesta.Roberto Juarroz
El Centro del vacío, la muestra que reúne los trabajos de los 15 artistas que participaron de la Beca Centro Cultural Kirchner – Fondo Nacional de las Artes – Museo MAR, confirma la consolidación de Mar del Plata como una de las ciudades con mayor crecimiento en la escena artística contemporánea de los últimos años. La calidad, profesionalidad y diversidad de propuestas que formaron parte de todo el proceso remarcan la seriedad con el cual fue encarado este proyecto que tuvo como máximo responsable a Daniel Besoytauorube, el coordinador de la beca y curador de la muestra, quien se encargó de estar al frente de todos los detalles de un evento de esta categoría.
Las propuestas que se presentaron comprenden una variedad de estéticas, lenguajes visuales y medios expresivos que se despliegan por la totalidad de las salas de exhibición del Teatro Auditorium. Una parte de los trabajos se encuentran reunidos en el Foyer principal donde aprovechan la amplitud del espacio para presentar elementos que juegan con las dimensiones a su disposición. Mientras que los paseos en su forma más íntima integra obras de pequeño formato con una interesante disposición que posibilita un recorrido más tranquilo para profundizar o conocer más en detalle los territorios personales de los artistas que participan de la muestra.
Cuando ingresamos al Foyer bajo vemos una especie de hoguera preparada para una ceremonia extraña, se trata de la obra de Facundo Miranda, en donde un conjunto de piezas de maderas están dispuestas en un semicírculo en cuyo centro la luz incandescente de un reflector conforma un efecto escenográfico que parece representar un fuego que brota del centro de la estructura. Pero esa luz que se irradia desde la obra hacía lo alto de la bóveda del Foyer también parece jugar con un proceso de purificación en donde los materiales se presentan como un simple instrumento para canalizar la energía del artista. En el paseo de la imagen pueden verse dos piezas más del artista que complementan su participación.
En uno de los paneles cercanos a la obra de Facundo Miranda encontramos uno de los cuadros de Claudia Ecenarro, compuesto por secuencias de tramas de pintura que conforman una geografía abstracta en donde las superposiciones y cruzamiento del acrílico conforma distintos bloques y campos de color. La imagen parece trasmitir una atractiva vibración que emite la pintura en distintos sectores, como un latido cálido con distintas frecuencias de emisión visual. Otro de sus cuadros también de grandes dimensiones sigue la misma estructura pero en este caso está compuesto por veladuras que trasmiten en la pintura un estado de completa desaparición, el color surge en algunas grietas para dejar flotar su presencia sobre la superficie.
En el paseo de la imagen pueden observarse más trabajos de Claudia Ecenarro en donde las tramas hipnóticas de su pintura abrevan de las texturas que pueden apreciarse en los tejidos con telares. Las estructuras ordenadas, precisas y seriales se chocan con la calidez de los colores y de las formas armónicas que desvelan la percepción visual.
Al subir los peldaños para acceder al Foyer principal un destello iridiscente que proviene de una escultura triangular compuesta de cientos de vidrios nos recuerda que estamos en presencia de «Resumen» uno de los últimos trabajo de Sergio Colavita un artista en donde la recolección, el ensamblado y el tiempo conforman sus materiales de investigación estética. Cercana a esta obra se encuentra otro de sus trabajos denominado «Jubilación» que es resultado de una malla tejida en bronce que lleva un proceso de dos años de elaboración y cuyo final está previsto para el día de la jubilación del artista. Colavita también despliega trabajos de su serie Colavitum que consisten en objetos compuestos por diferentes vidrios, laca y adhesivos encofrados en madera. Otra de sus obras es la instalación «un año de gracia» en la recientemente inaugurada sala de la vitrina, en donde una serie de objetos en vidrio adquieren un preciosismo y delicadeza llevadas al extremo de la exaltación visual.
Una vez que accedemos al Foyer del Teatro a simple vista contemplamos el trabajo de Carlos Segovia «Balsa» una escultura en donde contemplamos una embarcación que mezcla un aspecto de ensueño como una imagen que parece apropiada de una pintura y a la vez un testimonio de resistencia y supervivencia por los materiales en los cuales está construida. Otra de su escultura denominada «Flotante Solar» compuesta de madera, cáñamo y plomo puede observarse en el Paseo de la Imagen. Pero Carlos Segovia también deja en claro que es un talentoso pintor de atmósferas marítimas oníricas en los tres acrílicos que pueden verse donde apreciamos estructuras geométricas surgiendo del mar en una noche oscura.
Seguimos nuestro camino para encontrarnos con un trabajo de Santiago Ruau en donde unos patrones expresivos en formas de trazos y manchas cubren la superficie de la tela. Hay elementos gestuales marcados, también se perciben giros decorativos que otorgan un movimiento en la composición, una especie de danza como salpicaduras emocionales que fluyen desde el interior del cuadro y quedan despegadas de la superficie. Los trazados siguen un ritmo impulsivo a veces caótico con líneas rectas enérgicas en otras curvas,quebradas o zigzagueantes, logrando una especie de estructura expansiva que amenaza con no detenerse en la superficie del papel.
Santiago Ruau también explora el medio audiovisual en su obra Cátarats, un vídeo con tomas de las Cataratas del Iguazú, donde el ensamblaje de imágenes conseguidas con la cámara de un celular en un registro crudo con la belleza del instante, del acto espontaneo obtenido a partir de una estética despojada de pretensiones técnicas.
Los trabajos de Luciano León Liguori siempre me recordaron a las películas de Tarkovsky, esa conexión entre la naturaleza, la esencia del hombre y la espiritualidad. En los acrílicos, sobre papel de la serie Sección que presenta en la muestra, asistimos a un universo en donde escenarios vegetales armonizan con formas geométricas que en algunos casos parecen representar puntos de contacto entre un estado mental del artista y las fuerzas expresivas de la naturaleza.
En un punto en donde los paneles de exhibición quedan separados en dos grandes bloques se produce un espacio libre que contiene la instalación de Marcos Calvari que consiste en los restos del teclado de un piano dispuesto sobre un colchón de carbón vegetal. Calvari es un arquitecto de la representación del paso del tiempo registrando las huellas que marcan su acción sobre el entorno de las personas con una mirada poética. En Marcos Calvari el texto también padece una fragilidad que pone en peligro la permanencia del contenido por los efectos del olvido, podemos ver algo de esto en su comprensión de las palabras del Hombre Mediocre referidas al ensayo de José Ingenieros impresas sobre papel vegetal.
En la siguiente sección de bloques de paneles encontramos los trabajos de Guillermina Espasandin que consisten en dibujos de texturas sonoras mediante el uso de tinta sobre papel. Las líneas con trazos oscilantes forman crestas y mesetas para transformarse en un hermoso diagrama visual, sumamente minimalista en su diseño y conceptualista en su búsqueda de otorgar imagen a la ausencia del sonido o al sonido que dejó de transitar por el lugar y dejó esas marcas en el papel.
Sobre paneles opuestos Nahuel Santiago cuelga dos enormes telas sin enmarcar de su obra «ceremonias mínimas» una serie en donde las líneas se vuelven sumamente expresivas. El choque de materiales como el óleo al pastel y el acrílico dejan un material con texturas acentuadas y algunos relieves sobre el lienzo. La técnica del esgrafiado tanto en «Ya no estás» como en «Trampa para osos» recrea una exploración interesante del espacio, en algunos casos la pintura parece flotar sobre la superficie, desvaneciendo los límites dimensionales del cuadro. Las obras se construyen sobre diversas capas de colores las cuales arrastran una dinámica azarosa que consigue forzar la analítica arquitectura geométrica mediante un gesto emocional que logra liberar la pintura.
Siguiendo con el recorrido de la muestra nos enfrentamos a los trabajos en costura de Federico Domínguez Zacur sobre diferentes telas como cuerina, fieltro y lino. Los trazados con líneas ondulantes tienen una fuerte influencia del dibujo como el mismo artista describe en esta práctica experimental en donde los trazados parecen conformar pliegues y marcas abstractas sobre la superficie.
Cuando giramos sobre la parte exterior de los paneles de exhibición encontramos el trabajo de Mariana Ben que ocupa el espacio que enfrenta las escaleras de acceso a la sala del Teatro. Es una obra en tres partes en donde el metal y la madera cobran un destacado protagonismo. Una especie de tensión entre la naturaleza y la acción del hombre. Un grupo de gruesas ramas secas cuelgan de manera perturbadora desde uno de los paneles, dos círculos de metal como engranajes parecen estar comprimiendo un trozo de madera.
Hacía la derecha de la obra de Mariana Ben encontramos el proyecto «Empleado público (casino) de Facundo Pereyra, una obra conceptual en donde realiza una exploración estética con prácticas relacionadas con lo cotidiano en este caso con su lugar de trabajo, el cual es tratado con un acercamiento tanto espacial, es decir el lugar físico donde desarrolla su actividad, como el temporal mediante el registro del período transcurrido en esa actividad. Una de las obras es una superposición de dos reproducciones de su carnet de ingreso al trabajo donde pueden verse dos fotos de su rostro tomadas en 1998 y el 2014 las cuales van cambiando de acuerdo al ángulo de visión del visitante. Facundo Pereyra también indaga en una belleza y una singularidad de la cotidianidad, por ejemplo en las tomas extraídas de Google Maps de su recorrido habitual de su casa hacía el trabajo. Incluso llega a montar un especie de juego en donde unas bolas de metal se insertan en diferentes puntos de este plano que conforma su geografía rutinaria en su desplazamiento diario.
Además de los trabajos expuestos, la muestra El centro del vacío incluyó dos acciones que se desarrollaron el día de la inauguración. La primera de ellas»Medición Alternativa de Espacio» a cargo de Marcia Medina es un intento de configurar el espacio del cuerpo como un hogar material que debe medirse. En una hermosa metáfora en donde los elementos de medición son materiales de construcción, Marcia inicia un método de reconocimiento de su cuerpo utilizando vidrios, clavos, arena, arcilla y piedras. Luego de finalizar cada medición enfrasca el contenido que utilizo y lo etiqueta como una forma de documentar todo el proceso. Además de esta acción en vivo Marcia presenta registros de una videoperformance en donde utiliza su cuerpo para desplazar a un sillón que la invita a estar quieta, una hermosa composición en forma de danza que trabaja sobre la tensión de un objeto inmóvil que es desplazarlo por la voluntad de su cuerpo.
Nahuel Agüero y Carla García Rebecchi fueron los encargados de impulsar Memoria Futura, la segunda acción de la muestra que transcurrió en el baño de mujeres del Teatro. Los dos artistas parados frente a un espejo ejecutaron sobre la mesada una serie de acciones con elementos cotidianos generando momentos efímeros de una profunda belleza sensorial. La percepción de todo lo acontecido desde la imagen reflejada por el espejo generaba un extraño juego espacial, tanto para los artistas como para el público.
El Centro del Vacío fue una experiencia intensa, una excelente oportunidad para conocer la importancia que adquieren los programas federales de formación, tanto para el desarrollo de los proyectos personales de los artistas como para compartir espacios de intercambio y consolidar circuitos artísticos en diferentes ciudades. Indudablemente la transferencia del proceso de aprendizaje a través de muestras de esta calidad permite extender el proceso de difusión de las prácticas de arte contemporáneo hacía un público más amplio que aprovecha esta oportunidad para entrar en contacto con la producción que plantea nuevos escenarios y miradas acerca de los temas presentes que el arte intenta dar cuenta. Cuanto mayor sea el acercamiento a estas expresiones, mayor será la oportunidad de aumentar el número de personas que podrán sentir, apreciar y entender el arte que se genera en la actualidad, y por supuesto también permite fecundar nuevos terrenos propicios para el nacimiento de futuros artistas. Crecer y multiplicarse, la nueva buena del arte contemporáneo en Mar del Plata.
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