Hipnóticos, sugestivos por momentos imprecisos, los objetos de Nahuel Giuffrida marcan una mezcla de emociones intensas que transitan la tensión entre un plano racional geométrico y un mundo más visceral compuesto de materiales crudos. La muestra Circlos, que puede verse en Yoshimi, es una interesante propuesta para conocer a un artista que reinventa formas a partir de un proceso en donde rescata elementos de los bordes de la sociedad, la basura, el desuso, lo inservible, aquello que dejó de cumplir un valor funcional.
Giuffrida parte de formas geométricas simples (triángulos, líneas, círculos) para formar figuras abstractas que desvelan un sentido preciso de la representación espacial a las cuales agrega un interesante manejo del color, que se desvela en los tonos primitivos de los materiales y en los restos de maderas con pinturas desgastadas por el tiempo, que agregan un acento marcado de equilibrio visual en las composiciones.
Cuando contemplamos la muestra queda flotando en el lugar una extraña sensación de estar frente a obras que parecen conservar en su interior una memoria de su anterior naturaleza, piezas de madera que fueron abandonadas o descartadas y que luego de un proceso de recolección, selección y ensamblado se despiertan con una nueva conciencia producto de su transformación en elementos estéticamente complejos, más íntimos, armónicos, con una función distinta al de su pasado, buscando explorar el deseo visual en su contemplación. Nos quedamos un buen rato parados frente a esas representaciones, buscando los detalles, examinando las texturas, todo aquello que parecía un conjunto abigarrado de elementos dispuestos al azar se revelan como un diagrama de encastres precisos que detrás de una mecánica analítica encierran una belleza que desnuda una lógica emocional.
Uno de los trabajos principales de la muestra está compuesto por una serie de tres discos donde las formas juegan contrapuntos en una danza de contrastes, las rectas de los listones construyen las esferas, una enorme ilusión óptica que se agrega a la manera en la cual están superpuestas las maderas, con estrías que dan un relieve con gran cantidad de variaciones provocadas por la diferencia de tonos, texturas y volúmenes de la madera.
Como bien señala Vera Capilla en el texto que acompaña la muestra, el proceso de Nahuel Giuffrida opera en un sentido inverso, es un reciclador estético de materiales olvidados, marginales, abandonados, los cuales consigue destilar para crear objetos con nuevas identidades de una naturaleza cautivadora.
Circlos de Nahuel Giuffrida
Yoshimi Catamarca Catamarca 1569 – Local 13