Lección de Anatomía de Nahuel Santiago

Artista: Nahuel Santiago
Lugar: Casa Yakuzi – Rivadavia 3532 – Mar del Plata
Título de la muestra: Lección de Anatomía
Fecha: Diciembre de 2018

Dentro del interesante ciclo de muestras que viene organizando Casa Yakuzi, que recordamos cuenta con el apoyo de la Beca Creación del Fondo Nacional de las Artes,  se presentó el proyecto  «Lección de Anatomía»  creado por  Nahuel Santiago  con la curaduría de  Daniel Besoytaorube y la participación de Estefanía Mateo  y de Andrea Germinario. La muestra tenía como particularidad proponer una experiencia íntima de participación con la obra de arte que había desarrollado el artista.

A la sala de exposiciones  se ingresaba de manera individual con el objetivo de presenciar el trabajo en  completa soledad. La espera en el ingreso a la muestra se convertía en una antesala en donde la expectativa  ganaba en intensidad a medida que pasaba el tiempo ¿En qué consistía ? ¿Qué había que hacer allí adentro?  Quienes salían de la sala luego de contemplar el trabajo reflejaban en su rostro distintas emociones desde el desconcierto hasta el asombro, era un ingrediente más para acelerar el estado de ansiedad de las personas que aguardaban en la fila por formar parte de aquella experiencia.

Cuando finalmente llegaba el turno para ingresar eramos recibidos por Estefanía Mateo quien nos explicaba que podíamos permanecer presenciando la obra el tiempo que necesitemos, no existía ninguna otra indicación. Subíamos los peldaños hasta el lugar donde estaba la sala de exposiciones y allí podíamos observar una mesa en la cual se encontraba un libro, un cuaderno de anotaciones, un lápiz, una lapicera, una lámpara con una luz dramática iluminado toda la escena y una silla donde poder sentarnos. Parecía como si ese lugar estuviese fuera del mundo. Estaba claro que sabíamos que estábamos en Casa Yakuzi, que a escasos metros se encontraba nuestra guía, que había otras personas aguardando para entrar; sin embargo la sensación de aislamiento en la cual nos encontrábamos producía una extrañeza, una lejanía como si en ese momento solo existiera para nosotros la «Lección de Anatomía».

Luego de un tiempo de incertidumbre decimos sentarnos y prestamos atención a un libro de tapa oscura que lleva por nombre «Ego» que contiene  una historia escrita por Nahuel Santiago. Contemplarlo es una verdadera gozada visual para nuestra mente. Tiene un montaje especial en el cual encontramos abundantes espaciados textuales, diversos recursos tipográficos, tachaduras, dibujos, pinturas y páginas intervenidas. A su lado se encontraba un cuaderno que  acompañaba el libro y que llevaba por nombre el sugestivo «Bitácora de mis recuerdos» el cual parecía contener una serie de anotaciones.

Luego de unos minutos en la intimidad de la sala era lícito preguntarnos ¿Y ahora que debemos hacer? Aunque el interrogante temerario por el cual apostaba el autor era otro ¿Que quieren hacer? Todo transcurría por lo indeterminado, por el azar en la  participación del  espectador, por no querer controlar el sentido de la obra. Lo más lógico podía ser tomar una lapicera y escribir algo en el cuaderno de memorias o simplemente bajar luego de finalizar la lectura. Pero también podríamos añadir un texto en el libro principal, modificar la historia, tachar palabras, arrancar una página o como el mismo Nahuel Santiago señaló de manera inquietante»destruir el libro».

Estábamos ante una obra abierta, disruptiva, rizomática, que permitía la participación del público no solamente para la construcción de la misma, sino también para alterar su sentido, para permitir múltiples respuestas y a la vez otorgarle un significado único a cada persona que la presenciaba. 

Nobleza obliga a destacar también la hermosa pieza gráfica de la muestra con el texto de Andrea Germinario basado en el libro de Nahuel Santiago, la impresión en linóleo realizada por Florencia Reisz en Taller de Grabado Subsuelo y el diseño a cargo de Facundo Miranda. 
«Lección de anatomía» es una propuesta destacada que apuesta por cuestionar, indagar y experimentar con diversos aspectos de la contemporaneidad como pueden ser el papel del público en el arte , el concepto de obra abierta, la apuesta por el azar y lo ambiguo en el resultado final y la multiplicidad de sentidos. El artista ante el desafío de transformarse en un simple instrumento que abre el juego para permitir la construcción final  de la obra para dejarnos con más preguntas que respuestas. 

Densidad de la lluvia de Alejandra Veglio y Albert Sint en Silencio

Alejandra Viglio La densidad de la lluvia

Artistas: Alejandra Veglio y Albert Sint
Lugar: Silencio – Brandsen 3532 – Mar del Plata
Título de la muestra: Densidad de la lluvia
Fecha: Diciembre de 2018

Desde lo alto de un vacío invisible brota una lluvia de arena, polvo y astillas de roca que se acumulan en el suelo formando un montículo cada vez más voluminoso. A nuestros oídos llega un sonido que nos envuelve mientras contemplamos esta escena. La base electrónica de ritmos hipnóticos enciende nuestra cabeza, unas descargas explosivas parecen sintetizar los golpes de una piedra, se descargan  abruptamente en secuencias sonoras que se evaporan  en el aire como la arena que cae desde arriba para luego volver a comenzar un nuevo ciclo que se repite en forma secuencial. Cuando finalmente decidimos quitamos los auriculares volvemos al paisaje urbano de un barrio de Mar del Plata, algunas personas todavía continuaban disfrutando de la experiencia unos minutos más, mientras otros se suman conectando sus auriculares a la entrada de audio. 

Vídeo cortesía de Facundo Pereyra

La muestra que acabamos de describir tiene como protagonistas a la artista visual Alejandra Veglio y al músico  Albert Sint que presentaron su obra colaborativa «Densidad de la lluvia» en el espacio de arte sonoro «Silencio». El trabajo juega sobre varios terrenos como la discontinuidad, la deslocalización y la desincronización, tanto a nivel temporal como espacial. Asistimos a una obra en donde los componentes de la misma forman un conjunto audiovisual. Pero también parecen encontrarse en tiempos y espacios separados. El sonido que compone  Sint es la recreación/ampliación de una audición que deriva a la vez de la serie de trabajos de Alejandra Veglio denominado«Desmontaje» que consistía en la selección de una serie de rocas que se encuentran particularmente en la Playa Punta Negra de Necochea, para luego romperlas hasta convertirlas en pequeños fragmentos.  Del registro de aquella acción la artista extrae algunos sonidos generados por los golpes a la roca que luego sirvieron de material de referencia  a Allbert Sint para elaborar la pieza musical. Por otra parte los restos molidos de la piedra que formaron parte de  la serie «Desmontaje» también fueron reutilizados para conformar el aspecto visual de «Densidad de la lluvia». Así como la piedra se fragmentaba en aquella acción de Alejandra Veglio, en donde la suma de las partes forman el todo, aquí los elementos  parecen ensamblarse en una entidad nueva que se asocia, se amplia y se enriquece con nuevos significados.

Alejandra Viglio La densidad de la lluvia

Ph: Facundo Pereyra

Finalmente quiero destacar la labor del proyecto «Silencio» a cargo de Facundo Pereyra y Camila Sánchez que transformaron un espacio urbano en una conexión con el arte contemporáneo.«Silencio» se encuentra en el barrio La Perla de la ciudad de Mar del Plata y es una propuesta magnífica que consiste en ofrecer experiencias de arte sonoro  por medio de tres entradas de sonido accesible en la vía pública desde el exterior de una vidriera. Solo hace falta conectar cualquier auricular que tengamos a mano  para poder desvanecer el silencio del mundo y apoderarnos del sonido del arte. Es un verdadero placer encontrar estas iniciativas tan disruptivas que acercan prácticas experimentales en lugares alejados de los circuitos artísticos convencionales. «Silencio» permanece abierto desde su encendido las 24 horas del día, eso también es un condimento especial para tener en cuenta. 

Cristian Dalgaard en Velas de la Ballena

Artista: Cristian Dalgaard
Lugar: Velas de la Ballena – Alsina 2773 – Mar del Plata
Título de la muestra: Pinturas y Objetos
Fecha: Noviembre de 2018

Cuando ingresamos a Velas de la Ballena para contemplar la muestra de Cristian Dalgaard quedamos por unos segundos con la impresión de estar rodeados por un mundo de desbordante fantasía confabulado por el oficio de un pintor que tiene la suficiente capacidad de despertar fuertes emociones en nuestra mirada. Dalgaard es una especie de arquitecto visual que construye paisajes luminosos, un apasionante creador que expresa un deseo casi inevitable de urbanizar la imaginación. Su trabajo se caracteriza por imágenes que se mueven libremente entre lo simbólico y lo abstracto, apropiándose de elementos de la comunicación como signos, iconos, tipografías y figuras que convierten en relatos que desarrollan historias dentro de sus pinturas. Sus obras tienen una fluidez que las hacen dinámicas, hay un detalle cuidado y una precisión esmerada en los elementos de sus composiciones. La paleta de colores es muy particular, tiene un brillo especial producto de las veladuras que el acrílico deja en la tela. Por momentos queda la sensación de estar mirando una escena como cargada de una atmósfera de ensueño.

En una de las salas encontramos pinturas en acrílico con personajes, motivos y temáticas que siempre están presentes en su obra como sus característicos barcos que parecen simbolizar un viaje permanente surcando los mares de la vida, siempre en marcha con humo en sus chimeneas . Son exploradores eternos que no tienen un puerto donde arribar, siempre están en búsqueda de su destino. En el centro de esa misma sala se ubican sus Policromías conformada por objetos que replican las imágenes de sus cuadros. El mismo artista comenta que el desarrollo de estos objetos fue un proyecto postergado que estaba en su mente desde hacía tiempo. Para elaborarlos, además de la conformación espacial, debió modificar su paleta de colores personales, esta situación genera una sensación muy interesante al contemplarlos, como si el salto del plano bidimensional a otra tridimensional provocará una distorsión cromática.

En otra de las salas encontramos una serie de trabajos en pequeño formato. Aquí Dalgaard recicla unas cartulinas que utilizó como paletas  para pintar otros cuadros y sobre ese material se dispone a dibujar unos personajes nuevos que resuelve con trazos realizados con diferentes pinceles que parecen actuar como cinceles para remarcar las líneas sobre una superficie espesa cargada de acrílico seco. Las figuras superpuestas sobre ese terreno áspero parecen sobresalir como si emergieran libremente del espacio. Dalgaard cuenta que pensó en ellos como unos navegantes del color que cuentan historias y de allí su nombre «Los Cromonautas».

Cristian Dalgaard se muestra expresivo, cargado de magia, con un estilo personal reconocible que permite poblar espacios inventando situaciones que sintetiza en una narrativa de fabula simbólica. Un pintor ingenioso, con un oficio para la selección de sus colores, para resolver líneas en sus dibujos,  para regalarnos una belleza visual que invita a expandir nuestra imaginación. 

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Facundo Lugea y su elogio a la invisibilidad

Artista: Facundo Lugea
Lugar: Casa Yakuzi – Rivadavia 3532 – Mar del Plata
Título de la muestra: Lo débil se mantiene
Fecha: Noviembre de 2018
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Facundo Lugea presenta en la Sala Todo de Casa Yakuzi  una serie de objetos cotidianos sobre los cuales el artista ejerce determinadas acciones que terminan transformando su estado inicial ¿Cuál es el significado de esos elementos? ¿Qué tienen de valioso? «Lo débil se mantiene» es una muestra atravesada por varios interrogantes.  Lo importante, lo destacado en las obras que contemplamos se encuentra en  aquello que permanece invisible, porque los elementos que utiliza Lugea para componer son las fuerzas físicas, el tiempo y el espacio puestos en circulación para crear tensiones entre estos objetos y expresar con ellos una idea, un concepto, una búsqueda estética. Hay un relato mucho más profundo que está subsumido detrás de esas piezas exhibidas, las cuales se convierten en simples medios para transmitir una serie de interrogantes sobre lo visible y lo invisible, lo material y lo inmaterial, así como la forma en la cual nuestros sentidos perciben la existencia misma.

 

En los trabajos que vemos en la muestra hay ciertos contrapuntos, diálogos y juegos sumamente interesantes. Los objetos sufren una especie de modificación, pero no tanto en su aspecto o en su función propiamente dicha. Pasan a reconvertirse en nuevas entidades, terminan representando otros espacios, una simbiosis en la cual quedan fusionados ambos materiales. A veces son bloques de cemento que se fraguaron en cajas de cartón, en una tela o en un vaso de cristal transformando las dimensiones. También existen presiones físicas que confieren una  elegancia en las torsiones o curvas que se exponen como el caso del mango de una cuchara doblado por un precinto de plástico o la hoja de un cuchillo tensionado por una bandita elástica. Podríamos encontrar asociaciones entre la naturaleza y un elemento inmaterial como las flores que se marchitan pinchadas por clavos en un panel. Hay imágenes muy poéticas como el vaso de vidrio con los cristales agrietados, producto de la presión que fue ejerciendo el cemento en su interior. Queda la sensación de estar detenido en el tiempo, como en una pausa, o más bien  como si el estallido final fuese lentísimo y solo estuviéramos viendo un instante del mismo. De igual manera que la imagen de un tallo marchito seco de una flor sosteniendo una pesada cadena. 
El Título de la muestra  «Lo débil se mantiene» es muy sugerente y podríamos darles innumerables connotaciones desde aquellas metafísicas en donde asumimos que lo débil es un ente espiritual que siempre se mantiene a pesar de los cambios que sufre nuestro cuerpo  o incluso hasta un proceso físico-químico en donde la materia luego de transformarse todavía conserva parte de su esencia. 

En definitiva vemos que Facundo Lugea continúa expandiendo un lenguaje visual del cual pudimos apreciar algunos detalles en anteriores muestras individuales y colectivas, con un proceso en formación en el cual intenta brindar respuestas estéticas, conceptuales y poéticas  para reflexionar sobre cuestiones ontológicas, como lo trascendente, lo inmaterial, la pérdida, lo irremediable, aquello que no puede describir con palabras. Porque en definitiva, como expresa el mismo artista en unas de sus obras: la única certeza de la existencia es su invisibilidad.

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La noche es suficiente, una muestra de Daniel Besoytaorube en el Museo MAR

«Tiempo presente y tiempo pasado
Están ambos quizá presentes en el tiempo futuro,
Y el tiempo futuro contenido en el tiempo pasado.
Si todo tiempo es eternamente presente
Todo tiempo es irredimible.»
(T.S. Eliot)

                                                                                                                                                                                                                                      Luego de varios años sin realizar muestras individuales, Daniel «el Vasco» Besoytaorube presenta su última producción denominada «La noche es suficiente» en el Museo MAR de Arte Contemporáneo de Mar del Plata.  Se trata cuatro telas de enormes proporciones creadas específicamente para la sala donde están expuestas. La primera impresión que causan al contemplarlas es un sentimiento de profundo misterio. Estamos como abrumados por su presencia, son poderosas, cautivadoras, por momentos extremadamente desmesuradas. Crean una atmósfera densa, como una niebla sugestiva que desata una perturbadora sensación de estar en medio de un estallido de formas, colores y tramas que empiezan a susurrar un mensaje inquietante.  Lentamente, a medida que empezamos a sintonizar con ese universo enigmático que es la obra de Besoytaorube, una melodía empieza a traer una cierta  incomodidad, porque esas telas son sinónimo de tragedias, representan una reflexión acerca de la muerte y la  fragilidad del ser humano. El naufragio de un barco pesquero con toda su tripulación, una serie de filósofos que culminaron sus días de forma traumática, un diseñadora y una escritora que se suicidaron vencidas por sus demonios internos, un músico que llegó a la cumbre de su realización creativa con la angustia del fin de su vida acechando a su cuerpo.

Besoytaorube implanta para esta muestra un auténtico mecanismo transmedial, empleando diversos recursos visuales, narrativos y conceptuales a su disposición. Desde el continuo uso de referencias artísticas a otros autores provenientes de la música, el teatro, la literatura o el diseño hasta las asociaciones con las problemáticas locales por las cuales se muestra interesado, pasando por la utilización del lenguaje escrito y el uso de una secuencia de colores sobre los cuales ejerce variaciones en todas las telas. Sus   composiciones se muestran anidadas, en donde un concepto o una idea parecen encastrar en otra, son rizomáticas y desconstructivas.

Las telas debido a su enormes tamaños fueron pintadas enteramente al aire libre con acrílico durante varios días. Ese proceso ejerce un efecto sobre el color y las texturas imprimiendo la acción del exterior como los cambios de temperatura o la exposición a la humedad. El patrón de colores de todos los trabajos sigue una estructura principal que está basada en los modelos de la diseñadora Kate Spade, un azul, un gris y un negro que Besoytaorube transforma en tonos apagados y desaturados, superponiendo diversos niveles de pintura, chorreaduras y  transparencias para construir texturas que por momentos nos recuerdan la superficie del mar.

Una de las características atractivas de esta muestra  es la intertextualidad  y la apelación constante de la cita a diferentes expresiones artísticas, convirtiendo la narrativa en una experiencia expandida. En la pieza 4.48 tenemos una enorme tela de barco desgastada intervenida con tres franjas de colores derivados de los diseños de Kate Spade. Por otro lado el nombre de la obra de Besoytaorube vincula con la escritora inglesa Sarah Kane quien escribió un monólogo de teatro titulado Psicosis 4:48. Las dos artistas se suicidaron con elementos de su propia obra, Kate Spade se ahorcó con una bufanda de su propio diseño y Sarah Kane luego de terminar de escribir su texto teatral decidió quitarse la vida. Pero Besoytaorube añade una nueva capa que envuelve toda esta construcción presentando su interés real, que pasa por hacer visible el aumento de casos de suicidio en la ciudad de Mar del Plata dispersos en las crónicas de los diarios que el mismo artista registra por su cuenta. 

En otros de los trabajos se hace mención al  cuarteto de cuerdas Nro. 14 Opus 131 Attaca de Beethoven, pero lo referencia indirectamente a través de un extracto de un verso de los poemas «Los Cuatro Cuartetos» del escritor Eliot. Una vez más una caja encerrada dentro de otra caja. La composición que logra Daniel Besoytaorube es muy bella y eléctrica, las letras parecen flotar como separada de la superficie de la tela, mientras la pintura explota en llamas de colores  a su alrededor.
Beethoven terminó el cuarteto opus 131  unos días antes de su muerte, sabía que estaba realizando uno de sus mejores trabajos pero también que el final de su vida se encontraba cerca, su ejecución es sumamente difícil por eso el Attaca que significa interpretarlo durante 40 minutos sin pausas. 

Los restantes dos trabajos parecen conformar una unidad que podríamos enlazar con la fragilidad de la vida humana, la precariedad  en la cual transitamos a diario sin darnos cuenta. En uno de los trabajos vemos los nombres de una secuencia de filósofos que enfrentaron un destino trágico, desde un accidente automovilístico hasta una fatalidad doméstica. Esta lista parece presentarnos un nuevo nivel de lectura, casi como una ironía desoladora mostrando a la filosofía como una herramienta ineficaz para  buscar respuestas existenciales ante el desconcierto de la muerte que se burló con desprecio de hombres de una inteligencia superlativa. 

La otra tela que también podríamos encuadrarla dentro de este ciclo y tiene un título que alude directamente a un hecho conocido en la ciudad, como es el naufragio del barco pesquero «El Repunte» que significó la muerte de diez personas. Esa tela además del nombre de la embarcación contiene una tabla de mareas con números grabados en la superficie, es una mención recurrente en las obras de Besoytaorube, y esto proviene de un empleo anterior que tuvo el artista donde debía estar pendiente de los cambios de las mareas. Esta composición es más austera y esquemática, con grandes bloques de colores superpuestos con predominancia de ocres y grises. Unas líneas gruesas atraviesan los bloques cruzando horizontalmente la tela. Con unos minutos de observación se va sintiendo una especie de desolación, una aridez que recuerda que el tiempo todavía no cerró algunas heridas. 

«La noche es suficiente» es una muestra que interpela al espectador, que  representa una reflexión acerca de la muerte misma, uno de los temas más esquivos, incómodos y desorientadores para la humanidad. Pero también permie hacer presente problemáticas locales de  la ciudad de Mar del Plata  y a la vez generar un ensayo poderoso para analizar y revalorizar al arte contemporáneo como herramienta de experimentación y de indagación sobre la realidad. Se trata de una obra que no es indiferente a nadie, que obliga a poner nuestros pensamientos en acción, en ampliarla, profundizarla. Significa también un pequeño esfuerzo, nos pone en movimiento, pero el recorrido vale la pena, permite coronar un paisaje espléndido que culmina en una obra de una belleza desgarradora tanto estética como formal, un latigazo en el cuerpo para despertarnos de la siesta de  tranquilidad por la cual transitamos a diario. Celebramos el regreso del «Vasco» Besoytaorube, un artista visual que tiene mucho que decir y del cual aprendemos tanto en cada uno de sus apariciones.  

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Manuela Carpineto, Carlos Del Río y Jorge Ihlenfeld son Instantáneos

Manuela Carpineto, Carlos Del Río y Jorge Ihlenfeld presentan una muestra conjunta en la sala de exposiciones del Centro de Constructores de Mar del Plata que lleva el título de Instantáneo. Apelando a distintos medios expresivos como la fotografía y el dibujo, los artistas   trazan una interesante exploración en torno a la inmediatez. Sus búsquedas se encaminan por la apropiación visual del momento como una estética de la urgencia, el ahora que es necesario retener para estar sobre el presente.

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Manuela Carpineto y Carlos Del Río emplean cámaras de celulares  como herramientas que posibilitan la experimentación con formas expresivas relacionadas con lo instantáneo,  una oportunidad para cazar imágenes robadas a la fugacidad del momento. Los registros que pueden verse en la muestra son variadas, en la mayoría de los casos son elementos urbanos que aparecen al azar por el camino, a veces el recorte de un detalle genera una sensación de extrañeza en el objeto representado, como apartando su verdadera identidad para adquirir otro significado.

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Sobrevuela alrededor del proyecto una estética relacionada con Instagram, plataforma donde los artistas comparten las imágenes. El mismo Carlos Del Río remarca que Instagram desencadena en él recuerdos del pasado, especialmente del uso de la cámara Polaroid, cuando la fotografía era su más fervorosa amante en la práctica artística.

¿Qué mayor placer relacionado con lo efímero que el andar montado en una bicicleta recorriendo el mundo? Jorge Ihlenfeld presenta unos  dibujos de bicicletas con diseños y motivos que son pura fantasía. Se trata de su particular serie MiaMiBike, en donde los lápices acuarelables y el acrílico componen un tándem para plasmar un maravilloso universo sobre la figura de la bicicleta, como una especie de bestiario moderno que incluye algunos ejemplares de estos artefactos rodantes escapados de una fértil y galopante imaginación en donde piezas mecánicas se mezclan con formas orgánicas. Con trazos despojados, apelando a una precisa síntesis geométrica, Ihlenfeld despliega la energía, el equilibrio y la velocidad de unos vehículos fabulosos.DSCN9964.redimensionado

En definitiva la muestra Instantáneo es una buena oportunidad para recorrer las posibilidades artísticas que las nuevas tecnologías móviles permiten desarrollar en una sociedad donde todos somos potenciales productores y consumidores de imágenes a gran escala. También plantea algunas preguntas ¿Estamos formando una manera creativa en donde el formato de lo digital determina en parte la estética compositiva? ¿Pensamos las imágenes como Instagram?
Luego de salir de la muestra comprendí el gran dúo que hacen las bicicletas y la fotografía, eternas compañeras de un vagabundeo que recuerda como se disfrutan los instantes, esos que apropiamos a la eternidad sin concederle a cambio un solo segundo de atención. La vida no es más que un sueño instantáneo del cual no queremos despertar.

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Autarquía Romántica de Estefanía Mateo

Estaba contemplando la obra Autarquía Romántica de Estefanía Mateo cuando escucho la conversación de dos mujeres. ¿Qué material será? le pregunta curiosa una de ellas a su compañera señalando el trabajo. Me acerco hasta donde se encuentran para comentarles que se trata de pintura sintética. ¿Pero sobre qué está pintado? vuelve a consultar una de las dos. Entonces intento explicarle que todo es pintura, que esa consistencia elástica que pueden apreciar se adquiere a través de proceso de secado por el cual la artista logra manipularla para después presentarla con esa forma. Miran nuevamente entre el asombro y la desconfianza, incluso una ensaya un movimiento impulsivo para tocarla.

Después de aquella conversación me quedo pensando más detenidamente en la obra. Entonces percibo que la acción de Estefanía Mateo convierte a la pintura en una triada en donde el continente, el medio expresivo y el contenido son la misma entidad.

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Autarquía Romántica es una propuesta  atractiva, cálida y a la vez  cumple una función de reflexión sobre los límites de la pintura en el arteTransformada en una sustancia sólida por la artista, la pintura permanece suspendida desde  una gruesa barra en lo alto de la cúpula del Foyer bajo del Teatro Auditorium como un cielo sintético de tonos saturados. El interior del material conserva una dinámica de trasmutación que se evidencia en las texturas, los grumos condensados y los efectos de las fricciones que desencadenan desgarros corrosivos. En los extremos se forman picos que se balancean en el aire hasta caer como  hojas secas sobre el piso de la sala en una tarde otoñal.

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El tiempo es el principal instrumento del cual se vale Estefanía Mateo para transformar la sustancia con la cual trabaja. La artista extrae el esmalte líquido como un taxidermista para formar diferentes capas que va acumulando y reservando en un proceso de secado que luego le permitirá construir diferentes prototipos artísticos. La pintura permanecerá adormecida en ese  cuerpo sólido durante un período que puede durar años. Estará quieta esperando el llamado para iniciar otro ciclo, donde pueda volver a fluir con la conciencia de una vida anterior que late con fuerza en su interior ¿Cuál es el límite de la pintura? Seguimos pensando, seguimos disfrutando de una búsqueda que nunca se termina.

Autarquía Romántica
Estefanía Mateo
Teatro Auditorium
junio-julio 2016

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Fuera de campo, una muestra del arte contemporáneo que transita por Necochea

Desde hace por lo menos 10 años se evidencia una corriente de artistas contemporáneos que vienen trabajando intensamente en la  ciudad de Necochea, participando activamente en un corredor que incluye centros de producción artística como Bahía Blanca y Mar del Plata en un fecundo intercambio de prácticas y experiencias que incluso llegaron a tornarse visibles en el circuito de Buenos Aires. También podemos mencionar propuestas sumamente interesantes dentro del arte contemporáneo que tuvieron lugar en los últimos tiempos en Necochea como El Centro Cultural de Noche, un evento anual que convoca distintas propuestas artísticas durante una jornada o La Quinta Pata un espacio autogestionado por los artistas de corte experimental con muestras y programas de perfeccionamiento apoyados por el Fondo Nacional de las Artes. Por eso creo que fue un gran acierto, por parte de la gestión de artes visuales del Teatro Auditorium, destinar la sala principal de exposiciones del Foyer para presentar la muestra  «Fuera de Campo» que reúne a un grupo de jóvenes referentes del arte contemporáneo de Necochea integrado por Alejandra Viglio, Carlos Segovia, Natalia Di Marco, Diego Conti, Manuela García, Maite López Poulsen y Adriana Rodríguez Giansetto.

Alejandra Viglio exhibe «Ensayos para evitar la disolución» que conforma  una serie de objetos en yeso, parafina, tierra y polvo de piedras. Cuando se contempla estos elementos se apodera una extraña sensación de suspensión, como si alguien hubiese detenido un proceso de metamorfosis material, en algunos casos los objetos parecen ligados a lo transitorio, como símbolos de una acción que sacrificaba la integridad de su masa para mostrarnos una parte esencial de un mecanismo de supervivencia, un amuleto que recuerda un momento íntimo.

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Adriana Rodríguez Giansetto presenta «Kit existencial», un conjunto de dibujos donde observamos por una lado un conjunto de láminas que reproducen tapas de libros puestos en relación con otras imágenes que actúan como asociaciones simbólicas o síntesis visuales de los textos. Los trabajos adquieren la forma de un estudio personal, un mecanismo de registro de las búsquedas existenciales de la artista a través de sus lecturas de autores como Antonin Artaud o Jean Baudrillard.  Por otro lado Adriana Rodríguez Giansetto también plasma una serie de dibujos sobre hojas sueltas de los tradicionales cuardernos Rivadavia que se utilizan en los colegios, son composiciones geométricas abstractas sencillas que surgen como sombras que parecen brotar del papel.

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Diego Conti muestras dos grandes acrílicos titulados «fin de la seca» y «parte del artificio» Las imágenes transitan sobre el terreno del extrañamiento con  paisajes colmados de elementos fantásticos propios de los mundos surrealistas. Las escenas en las pinturas transcurren en una especie de limbo espacial donde siempre es posible contemplar un cielo con nubes donde transcurren circunstancias de ensueño en un entramado donde la geometría conforma un importante elemento de costura entre el devenir de la realidad y el universo onírico del inconsciente.

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Maite López Poulsen presenta su pieza audiovisual denominada «Arena en situación» conformada por una serie de insert de imágenes y audios en donde el tiempo parece fracturarse en las aceleraciones y retrocesos de una cámara vertiginosa que reserva zonas desenfocadas en donde transcurre una acción mínima que parece estar reservada al mecanismo de un recuerdo que surge desordenado con lugares nítidos y otros borrosos.

Natalia Di Marco presenta un vídeo de su serie Nocturnas, el cual es un inquietante registro donde una figura difusa brota de las penumbras de una noche con perturbadores climas atmosféricos. Un resplandor intermitente que se proyecta sobre la escena fragmenta y descompone una  forma que parece mutar hasta perder su identidad original. Por más que intentemos mirar la secuencia, una y otra vez para descubrir cual es el origen del objeto representado, este se esconde en un paisaje cargado de un profundo misterio. La obra escarba  sobre las grietas de la realidad observable, con una molestia que deriva en un planteamiento ontológico sobre la  identidad de los fenómenos que percibimos ¿Cuál es el engaño y cuál la certeza?

Manuela García nos acerca su proyecto  denominado «Siete bodas y un funeral» conformado por fotografías que indagan las vinculaciones del ser humano con la naturaleza apelando a la parodia. El cuerpo de un gorrión conforma la escena de un relato policial, un mujer mayor desnuda como una Eva cubierta con hojas, el cabello de una mujer transformado en tentáculos de calamar. Son algunos ejemplos donde la mirada parece morder ciertas asperezas relacionado con la artificialidad de la naturaleza con una subversión cargada de ironía.

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Carlos Segovia trae a esta muestra colectiva dos obras que forman parte de su serie «Ensayos para la construcción de un mito” conformado por un relato mitológico sobre el origen del mundo en donde las costas permanecían en un estado primitivo.  Una de sus obras es una pintura en acrílico titulada «Jade» en donde podemos contemplar unas formas geométricas  que parecen extrañas torres de cristal emergiendo del mar. La imagen cargada de una singular belleza navega sobre un mar que parece encenderse con una luz carmesí que otorga a la escena un dramatismo romántico. Carlos Segovia complementa la muestra con una escultura denominada «Trampa» compuesta por boyas de pesca, cadenas, hierro y plomo. Todos los materiales que la conforman son conocidos, pero existe una extraña sensación de inquietud al contemplar, esa mezcla de fascinación que a veces sentimos por objetos que parecen destinados a una tarea destructiva; nos atrapa su presencia y a la vez nos repele su aparente función.

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«Fuera de campo» es una interesante experiencia para conocer algunos referentes del arte contemporáneo de Necochea y  a la vez conforma una oportunidad de seguir indagando en este circuito para ampliar los nombres, las propuestas y los proyectos que circulan por esta localidad. Esperemos que esta reseña sirva como una acercamiento a la difusión de sus trabajos.

Fuera de campo
Alejandra Viglio, Carlos Segovia, Natalia Di Marco, Diego Conti, Manuela García, Maite López Poulsen y Adriana Rodríguez Giansetto.
Teatro Auditorium – Mar del Plata
Junio-julio 2016

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Seis lados de una figura ausente

Pasar por el Museo Municipal Castagnino para ver la muestra colectiva de Pablo Hansen, Gustavo Christiansen, Claudio Lezcano, Omar Sotelo, Eduardo Minardi y José Petrolli era una propuesta tentadora, por los nombres  y por el interesante diálogo que podría establecerse entorno a la abstracción geométrica por parte de estos artistas. Había una clara complicidad estética entre ellos, como si aquella transitoria presentación tuviera un contenido premeditado, un encuentro escrito en alguna parte que conducía inevitablemente en su recta final a la realización de la exposición «seis lados de una figura ausente» El destino tiene casualidades, pero no torpezas.

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La dinámica es simple, seis artistas que trabajan la abstracción desde hace varios años se reúnen para celebrar un encuentro fértil en donde podemos observar diferentes caminos que están íntimamente relacionados, cómo múltiples vistas de un mismo paisaje.

Pablo Hansen muestra una obra en donde el relieve empieza a tomar un protagonismo decisivo, las esferas que antes estaban contenidas en el plano de los cuadros ahora forman una especie de símbolo o icono que sintetiza una idea dentro de su proceso de búsquedas expresivas. Los papeles recortados y pegados pieza por pieza confieren un especial ritmo visual y una paradoja a la representación mecánica en escala. El grosor de un corte, la combinación de tramas, todo  evidencia la imposibilidad de repetir una pieza, una especie de elogio al proceso de manipulación artesanal en la creación. Cómo en la música, las escalas son limitadas, pero las posibilidades interpretativas no tienen principio ni fin.

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Omar Sotelo trabaja con papeles plegados de color blanco que parecen brotar de las paredes como proas de pequeños barcos. Su anatomía geométrica, compuesta por una dosis de minimalismo en serie, consigue producir matrices triangulares que permiten una multiplicación de formas, una ilusión hipnótica en donde los espacios van mutando siempre siguiendo el patrón del triángulo. Ante nuestros ojos las figuras se desarman, levitan en el aire y desafían nuestros sentidos.  Su diseño austero revela un mecanismo engañoso con el poder de ensamblar distintas formas a partir de la repetición de una figura.

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Claudio Lezcano logra llevar la fotografía un paso más adelante de la representación física de la realidad conocida, sus  registros que ahondan en métodos, como las aberraciones cromáticas o los desenfoques por movimientos, parecen actuar como un microscopio que examina los materiales visuales de nuestro mundo desde los pliegues, las grietas y las imperfecciones; el resultado es abstracto con figuras geométricas de origen cromático, pero lo inquietante es saber que más allá de la manipulación lo que vemos no deja de ser una porción real del mundo.

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Gustavo Christiansen cultiva un campo minado por múltiples capas de colores,  en donde la serie mecánica de trazos  actúa como un fogonazo que cruza la superficie de la tela hasta agotarse en un determinado punto, como si la tinta culminara su proceso y se desangrara en salpicaduras que se desprenden para testimoniar  la ruptura de un límite espacial y  emocional. Las transparencias se presentan como una especie de sudario que cubre una armonía y un fluir envolvente en donde el tiempo se asoma como un elemento primordial, presente en el proceso de secado, en la intensidad del color y en el torrente de las chorreaduras que se deslizan corriente abajo.

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José Petroli construye un territorio con surcos monocromáticos que presagian un dédalo conformado por bandas ornamentales que parecen entrecruzarse, devorándose unas a otras para expulsar nuevos corredores;  por momentos se perciben desbordados de la superficie como si una fuerza los obligara a compactarlos para presentar diferentes porciones o muestras de un  universo geométrico temerosamente infinito.

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Eduardo Minardi tiende líneas que desatan un torbellino de ondulaciones formando curvaturas en la superficie que distorsionan todo el espacio hasta el punto de amenazar con colapsarlo todo a su alrededor en una secuencia de vibrantes fibrilaciones lineales que parecen seguir un fluir anómalo proveniente de un punto que condensa o absorbe toda esa energía.

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Hay un encanto particular en las muestras de abstracción que las vuelve cautivadoras, es tal vez el desafío a la percepción que se apodera de nuestra imaginación para desembarcar sobre costas donde la figura está ausente; es una exploración que requiere redistribuir los espacios de la imagen que observamos, maravillarnos con elementos de una geometría extrema, componentes que están  en todas las formas posibles del universo, pero la presión de lo cotidiano esconde esos horizontes absolutamente imprecisos que resultan extraños, fantásticos y ambiguos. Con una capacidad para convocar al asombro, de pronto ante la presencia de la abstracción nos convertimos en turistas provenientes de un territorio lejano donde la realidad tiene una máscara, aquella de una figura siempre presente.

Seis lados de una figura ausente
Pablo Hansen, Gustavo Christiansen, Claudio Lezcano, Omar Sotelo, Eduardo Minardi y José Petrolli
Museo Municipal Castagnino
Mayo-junio de 2016
Texto: Ariel Barrios
Registro Fotográfico: Natalia Müller

Lado B de Guillermina Espasandin

En la muestra Lado B de Guillermina Espasandin asistimos a una representación visual del sonido caracterizado por su (no) presencia y utilizo esta frase, con la negación entre paréntesis, para diferenciarlo de un estado más determinante como puede ser su completa ausencia, porque a pesar de no escuchar melodía alguna en la sala  podemos contemplar los trazos de frecuencias sonoras dibujadas con marcador sobre la superficie de un vidrio, esas modulaciones están en un estado de suspensión, son signos que parecen pertenecer a una extraña abstracción melódica esperando ser ejecutada o tal vez forman parte de un episodio inconcluso, un registro que se perdió en el tiempo. Indudablemente la música tiene esa paradoja, cuando se interpreta es pasado, aquello que escuchamos viene con un retardo temporal hasta nuestros oídos. Por lo tanto esas ondas suspendidas en imágenes que se propalan por el espacio son la propiedad física del sonido, su registro visual y su soporte existencial.

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Cuando caminamos por el pasillo del Paseo de la Imagen contemplamos un arco de texturas amplificadas por toda la sala, sentimos una auténtica inmersión cromática que varía sus intensidades reflejando texturas geométricas que llegan como una especie de eco visual; comenzamos a sospechar que los límites del espacio están desbordados ¿Cuál es la obra original y cual su proyección? Los diagramas sonoros se multiplican por el espacio, se reflejan en las paredes y en los cuerpos del público que presencia la obra, como apropiándose de todos los rincones posibles para duplicar los fragmentos, para transportarse fuera del espacio en el cual parecen estar contenidos. Luego de formar parte de ese calidoscopio visual uno sale de la muestra con la certeza de escuchar algo que proviene de ninguna parte ¿Es un fragmento de música, un mero ruido, un ritmo? Entonces comprendemos que el sonido se ha vuelto luz y que a partir de ahora caminará entre nosotros asociado a unos líneas que Guillermina Espasandin transporto en nuestro interior.

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Lado B
Guillermina Espasandin
Paseo de la Imagen – Teatro Auditorium
Texto: Ariel Barrios
Registro Fotográfico: Natalia Müller

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