Instalaciones de Gabriel Manzo y Eleonor Fittipaldi

«Tenemos que hacer una muestra juntos, Eleonor» Durante mucho tiempo  Gabriel Manzo  pensó en la posibilidad de presentar un proyecto artístico con su amiga  Eleonor Fittipaldi, con quien compartió formación artística y docente en la Escuela de Artes Visuales Martín Malharro de Mar del Plata. Las distintas vicisitudes de la vida los llevó por caminos diferentes sin poder concretar esta posibilidad hasta muchos años después cuando la esperada reunión se hace posible con la muestra «Instalaciones» en la sala de exposiciones del Centro de Constructores y Anexos.

DSCN9999.redimensionado

Cuando contemplamos el trabajo de Gabriel Manzo sentimos una ominosa presencia en aquellos dispositivos lúgubres con formas de discos metálicos de cuyo centro se yergue una punta afilada. Parecen destinadas para una tarea que inmediatamente asociamos con la violencia como si aquella sala fuera un laboratorio de experiencias marcadas por hechos negativos. La serie de objetos está acompañada por cuadros en grandes dimensiones en donde unas púas metálicas sobresalen sobre un campo construido con cientos de capas de líneas de pintura en tonos cálidos que evocan a la tierra.  Descubrimos que estamos ante una versión de su «Macchina de Fango» un trabajo conceptual  que comenzó a desarrollar en su paso por Cáceres en España y que está íntimamente relacionado con la descripción que hace Umberto Eco de los medios de comunicación convertidos en un sistema encargado de escupir inmundicia sobre diferentes personajes públicos para desprestigiar sus dichos con información falsa. De a poco vamos encontrando menos amenazadora a su obra. La Macchina de Fango en Manzo parece cumplir un papel más purificador, como si aquellas abyectas formas estuvieran pensadas para perforar las fétidas corrientes del engaño con sus astas absorbiendo en su interior toda la fetidez que encuentra en su paso,  horadando el espacio más allá de las sucias profundidades para encontrar un terreno fértil que permite renacer las esperanzas como el surco de un arado que prepara la tierra para la nueva siembra.

DSCN0052.redimensionado

Por su parte Eleonor Fittipaldi muestra una instalación compuesta de trompos blancos con diferentes dimensiones que permanecen suspendidos en el aire por cuerdas amarradas a una estructura de madera en forma de arco rectangular. La obra despliega una hermosa poesía visual de una dinámica que evoca un momento mágico cargado de inocencia que busca representar los azares de la existencia humana en forma lúdica. En aquellos trompos penden nuestros proyectos, los fracasos, aquellos anhelos a los cuales nos aferramos, todos giran a diferente velocidad y tamaño, algunos quedan estáticos en el suelo, sin energía, esperando ponerse nuevamente en movimiento por las manos que trasborden el futuro con la esperanza de volver a iniciar el juego de nuestros sueños.

La muestra de Gabriel Manzo y Eleonor Fittipaldi es una exploración por los terrenos del ser y el tiempo, presentes tanto en el proceso de creación de las obras de los artistas, los materiales que utilizan son cartapesta y pasta de papel los cuales demandan un largo proceso de elaboración, como también en sus búsquedas ontológicas sobre caminos farragosos que transitan con valentía, acercando preguntas inquietantes sobre el comportamiento del hombre y las fuerzas de voluntad que entran en colisión en una sociedad desbordada por la velocidad furiosa del instante que arrebata todo a su paso. Por eso, contemplar los giros de un trompo o dejarse seducir por las texturas descarnadas de una máquina del fango pueden garantizar un desafío para convocar la utopía del misterio en un mundo que solo se encarga
de escupir certezas.

Instalaciones
Gabriel Manzo y Eleonor Fittipaldi
Centro de Constructores y anexos
Desde el 6 hasta el 30 de mayo

[ngg src=»galleries» ids=»48″ display=»basic_thumbnail» thumbnail_crop=»0″]

De la Tierra, una muestra de Luciana Colacci

Substancial, atractiva y magnética. Así podríamos calificar a la muestra de Luciana Colacci denominada «De la Tierra» que puede visitarse en la sala de exposiciones de Velas de la Ballena hasta finales de mayo. La artista despliega una serie de composiciones abstractas sobre diferentes soportes como maderas, telas, metales, piedras, resinas  y papeles que atraen inmediatamente nuestra atención, por momentos sentimos que aquellos objetos fueron intervenidos con elementos que brotaron de la superficie de la pared a través de  alguna grieta para instalarse en la sala. Parecen provenir de una extraña colección en donde diferentes tramas, texturas y líneas diagraman formas terrestres como una huella fósil grabada sobre la superficie sólida.

DSCN0039

En la obra de Luciana Colacci parece estar presente una tensión entre distintas fuerzas que entran en juego en sus materiales, también se presiente un inquietante intento de superación de la fragilidad, vemos cuerdas y ramas que se tensan ejerciendo presión en una demostración de solidez. Las líneas en las obras están para torcerse, para pensar nuevos espacios, conforman patrones o zonas luminosas que navegan hasta nuestra mente con una identidad renovada. Casi podríamos pensar en las obras como un ensamblaje de compuestos inorgánicos  y orgánicos que a la vez son intervenidos con  técnicas  mixtas para conseguir un sistema armónico de piezas con distintas densidades. Los trazos grabados sobre las maderas o los metales ensayan una geometría  que recuerda las nervaduras de las especies vegetales o los diseños de ciertos tejidos celulares. Parecen símbolos de un extraño registro espiritual de la naturaleza atrapados por una máquina fantástica que trasmite una voluptuosa energía condensada en una reconstrucción de formas terrestres.
También pienso en las obras como una composición por capas o más bien sustratos con distintos tonos y texturas, una disección limpia sobre una porción de alguna superficie geológica imaginada por la artista en la cual se arrastran todos los componentes de su territorio.

DSCN0009

En definitiva la muestra de Luciana Colacci es una  experiencia cautivadora que deja una sensación de tránsito por un sendero en donde la materia parece exhibir formas secretas que cuentan un relato sobre el poder, la capacidad de asombro y transformación de las formas de la naturaleza. Aquí podríamos pensar en una relación de arte de la tierra que trabaja con compuestos exhumados de sus entrañas, no es un organismo natural que habla de arte sino un sistema artificial artístico que poetiza sobre los elementos de la tierra.

Galería Poder: una manera de liberar la belleza de las ataduras de las formas

Luego de inaugurar La Mansión, Nahuel Agüero, Oscar Cruz, Pedro Argel y compañía inician un nuevo proyecto que tienen lugar con la muestra Galería Poder en el Teatro Auditorium, una especie de Lado B  de Le Putit Galerie como ellos mismos denominan al conjunto de trabajos que reúnen rarezas, materiales en crudo, piezas cercanas a lo marginal, en definitiva un bonus track estético que se permite algunos descuidos, un despojamiento de recursos y una frescura en su presentación.

DSCN0085

Sin dudas el montaje es una de las características destacadas de la muestra, su estructura a veces caótica, abigarrada de elementos es cautivadora, te atrapa inmediatamente, cada rincón es aprovechado para desplegar la propuesta compositiva, algunos cuadros permanecen en el piso sin colgar, otros trabajos se apoderan de las caras de las columnas o de pequeñas puertas para armarios del sector de mantenimiento. La presentación tiene una terrible fuerza visual, a veces hay que detenerse para contemplar un pequeño detalle, en ocasiones nuestros sentidos reciben certeros cachetazos a lo previsible, es un raíl descontrolado lleno de emociones. La apuesta de colocar todos los trabajos con referencias numéricas sin los nombres, un recurso visto en «La Cabida Eterna», entrega todo el protagonismo a la colección, una especie de colmena donde los artistas forman parte de un sistema de identidad colectiva.

Las formas expresivas son heterogéneas tanto en los materiales como en sus lenguajes, con un predominio de la pintura y el dibujo, pero con una presencia de fotografías y esculturas entre las propuestas que se distribuyen por los pasillos del Paseo de la Imagen. Con una influencia cercana a la corriente artística de la «Bad Painting» la muestra de Galería Poder surfea por detalles simples, triviales, bizarros, bordea el mal gusto de manera provocadora como desafiando el cotilleo purista y académico. En todos esos registros que vemos dispersos por la sala los límites de la belleza se amplían, como una reivindicación hacía un hacer desistenresado, inacabado, despojado que en definitiva conforma también una parte esencial del arte.

DSCN0164

Poder es la capacidad de mostrar en una diversidad de miradas libres la otra cara de la moneda que no es la perfecta y que por supuesto no busca serlo, es un dialogo íntimo con obras que fueron producto de un momento distendido. La genialidad de hacer unas simples líneas en un papel y colgarlo de una pared ¿Es esto una expresión de arte contemporáneo? Francamente no lo sé, pero la belleza prístina conmueve y ahí deberíamos buscar las respuestas. Definitivamente el poder está en liberar nuestras emociones de los prejuicios de las formas.

Galería Poder / Le Putit Galerie
Teatro Auditorium – Paseo de la Imagen
Mayo 2016
Artistas: Belén Gioffre, Marquitos Sanabria, Violeta Rosello, Juan Vegetal, Gina Torchia, Zoe Trilnick Farji, Danilo Cicive, Danita Barboza, Santiago José Ruau, Felipe Reynoso, Pedro Argel, Facundo Lugea, Oscar Mauro Agustin Cruz, Nahuel Agüero, Iñaki, Seba Acampante, Alejandra Pospi, Jorge Areta, Zeto Genesis, Orco Julian Pedro, Constanza Marchini, Gaston Alejandro Delego, Franco Nicolás Cajal